La tensión se palpaba en el camerino. Los habían dejado solos. YunHee miraba a Yoochun de forma fija y de repente se movió para acercarse hasta donde se encontraba el chico. Las miradas se mantenían unidas y Yoochun ni siquiera se lo vio venir: el golpe llegó certero cruzándole la cara.
—¡¿Con qué derecho tomas mi libreta?! —exclamó mientras le miraba a los ojos. —¿Ha sido divertido? ¿te lo has pasado bien?.